sábado, 3 de septiembre de 2011

2011, Odisea de la Combi

Imagen de: http://www.clasicosdecine.wordpress.com/
      Tomar la combi de regreso a casa, para una mujer –al menos para ésta que escribe-, no es tan simple como preguntar si hay lugar, pagar el boleto, acomodarse en el asiento y roncar hasta que el chofer diga “¡Llegamos!”. Todo lo contrario.
      Una vez sentada, da comienzo a 50 minutos (o el tiempo que el embotellamiento de la autopista defina) de tortura mental para decidir qué cocinar esa noche.
        Claro, lo primero que hay que hacer es resetear la memoria, olvidarte de los 50 llamados telefónicos, los 70 requerimientos del jefe y los 15 expedientes hechos durante el día, para luego intentar recordar qué corno te quedó en la heladera.
        Veamos.
        Carne: podría hacer churrascos o milanesas. Las milanesas me gustan más, pero, ¿tengo realmente ganas de batir huevos, picar ajo y perejil y enchastrarme los dedos empanando los trozos de cuadrada a las 9 de la noche? De sólo pensarlo ya me cansé. Quedan los churrascos. ¡Ay! ¡Si sólo me hubiera acordado de bajarlos del freezer esta mañana!
        Y subimos a la autopista.
        Verduras: eeeh…, creo que quedaba un verdeo, medio ají rojo arrugado y la planta de lechuga morada que compré hace diez días y que ya se debe haber convertido en una baba amorfa.
        Allá se ven los carteles que señalan la proximidad del Acceso Oeste.
        ¡Ya sé! Fideos con manteca. Fácil, seguro y nunca falla. Ah, no. Cierto que esta mañana se me terminó la manteca y en el frasco, con suerte, sólo me queda media porción de spaguettis.
        ¡Bravo! ¡Ya andamos por el Mercado Central!
        Y…  ¿qué tal una tarta? Tengo una tapa de pascualina y una bolsa de espinacas congeladas. Está muy bien, pero sólo resolvería la mitad del problema: ¡aún debería definir qué le cocino a mi marido, quien asegura que no es vaca para comer pasto!
        ¡Dios mío! ¡45 minutos de marcha y ya vamos llegando a la rotonda de Llavallol! ¡Y la pregunta del millón sigue sin respuesta!
        Me pregunto quién me habrá mandado a mí a abonarme al Gourmet.com. ¡Claro! Lo de ellos es muy fácil: te hacen una terrible receta en 20 minutos, pero de comprar, lavar, pelar y cortar los ingredientes se encargan diez tipos de producción a los que, ¡encima!, les pagan para hacerlo. ¡Así cualquiera cocina un plato distinto cada día!
        En eso, al tiempo que la combi empieza a entrar en el estacionamiento de la agencia, la mente se ilumina.
        Acontece una epifanía.
        Mientras de fondo se empiezan a escuchar los acordes de “Así habló Zaratustra” de Strauss, el monolito negro es descubierto por los asombrados primates: esta noche, comeremos… ¡P I Z Z A!

No hay comentarios:

Publicar un comentario